1. Revisa tus luces antes de guardarlas

Después de desmontar la decoración navideña, tómate unos minutos para:

• Encender cada tira o figura para comprobar que funciona correctamente.
• Detectar bombillas fundidas, cables sueltos o conectores dañados.
• Limpiar el polvo o residuos (especialmente si han estado en exteriores).

Consejo: Si detectas un fallo leve, reemplaza las bombillas defectuosas o usa cinta aislante para reforzar zonas sensibles.

2. Almacénalas correctamente

Uno de los errores más comunes es guardar las luces de forma improvisada. Evítalo con estas pautas:

• Enrolla las guirnaldas en una base rígida (cartón, carrete, tubo). Así evitarás nudos.
• Guárdalas en cajas individuales, separadas por tipo y sin apretarlas demasiado.
• Usa bolsas de sílice o absorbentes de humedad si se almacenan en lugares húmedos.

Consejo: Etiqueta cada caja para saber rápidamente dónde está cada tipo de luz la próxima temporada.

3. Evita temperaturas extremas o humedad

El calor, el frío excesivo o la humedad prolongada pueden dañar los componentes eléctricos.

• Guarda las luces en lugares frescos, secos y bien ventilados.
• Evita sótanos húmedos, trasteros sin ventilación o sitios donde puedan recibir golpes.

4. No sobrecargues los enchufes al reutilizarlas

Cuando las vuelvas a usar:

• Asegúrate de no conectar más luces de las recomendadas por tramo o enchufe.
• Usa regletas seguras con protección contra sobrecargas.
• Si son luces exteriores, verifica que los enchufes y alargadores estén certificados para uso exterior (IP65 o superior).

5. Apuesta siempre por luces LED

Las luces LED no solo consumen menos energía, sino que:

• Duran mucho más que las incandescentes
• No se calientan tanto (más seguras)
• Son más resistentes a golpes o vibraciones